Queda claro que el Cantábrico adquiere unas escenas totalmente distintas durante el invierno, en el que hay días en los que decide mostrar su bravura.
En la semana de enero que estuve en Santander la mayoría de los días que bajé a ver la playa el mar estaba revuelto mostrando su fuerza contra las rocas y la mayoría de los paseos marítimos al borde del mar mojados al romper las olas.
Numerosas miradas atrae el mar durante todas las épocas del año, bonito en calma y espectacular demostrando su fuerza elevando las olas varios metros; por no mencionar el sonido de sus grandes olas al romper, sonido fuerte pero a la vez relajante. Eso sí, a veces traicionero, hay que tener precaución por encima de todo y respetar la fuerza de la naturaleza.
La primera fotografía que os muestro pertenece a la Primera Playa del Sardinero y al fondo la Isla de Mouro y esta última que podemos ver aquí pertenece a la Playa del Camello.
¿Todos los días que bajé a la playa fueron de paseo?… No, hubo uno de los días que me bañé bajo las miradas atónitas de los santanderinos. Claro, no iba a ir a Santander y no bañarme 🙂
El mar es como un falso amor, siempre se mostrará bello pero guarda en su interior una doble intención. Magníficas fotografías que muestran las dos caras de algo tan misterioso como el mar. Saludos.
Muchas gracias por tus comentarios, no solo comentas las fotografías sino que siempre nos dejas un pequeño pensamiento para alimentar Internet de la belleza de la palabra.
¡Saludos!
Qué guapas las dos, Juan. Me encantan las fotos del mar embravecido.
Un abrazo!!
Muchas gracias por el comentario. La pena es que me temo que no voy a poder ir esta Semana Santa. Me tendré que conformar con ver las fotos.
FELIZ SEMANA SANTA Y FELICES PASCUAS 🙂
Un abrazo!!