En el verano que pase en Santander tenía una cosa pendiente, tenía que encontrar el estanque secreto de la Península de la Magdalena.
Lo había visto por Internet durante el año en El Tomavistas de Santander y tenía que buscarlo, todos los veranos y muchos paseos por la Península y no sabía que estaba allí; pero más vale tarde que nunca, lo encontré.
Si bajamos desde el Palacio de la Magdalena por el camino hacia el pequeño zoo lo podemos encontrar más o menos a esa altura en el césped de enfrente.
Es un pequeño estanque con forma circular en la sombra de los pinos, es bonito por sus reflejos, en cualquier posición que nos situemos tenemos bonitos reflejos de los árboles de la zona.
Cuando estaba allí se me ocurrió ponerme a tirar piedrecitas al estanque para ver los reflejos con las ondas en el agua al caer las piedras y yo creo que mereció la pena.
Sin duda alguna unos bonitos reflejos, los árboles crecen al revés y sus troncos van creciendo retorcidos gracias al reflejos en las ondas de las piedrecitas. El estanque tenía un habitante solitario, un pequeño patito que podemos ver en la siguiente entrada.
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