En Cantabria siempre es fácil encontrar algún curioso rincón por descubrir. En esta ocasión estuve dando una vuelta por las aguas de la Fuente del Francés en Hoznayo. Un curioso rincón con leyenda incluida.
A pocos kilómetros de Santander, a la altura de Hoznayo nos encontramos con este bonito lugar alrededor del río Aguanaz. También conocido como Aguas de Hoznayo.
Historia y leyenda de la Fuente del Francés
El lugar debe su nombre a la época de la Revolución Francesa. Un abate francés huyó del conflicto para refugiarse en el pueblo de Término, pueblo aislado del resto de las comarcas, lo que le daba una cierta seguridad.
Un día, en uno de sus paseos, encontró un manantial, y le llevó a descubrir las propiedades curativas de este agua. Al parecer, padecía de problemas de vista y se le ocurrió lavarse los ojos con estas aguas. Al hacerlo notó un cierto alivio, lo siguió haciendo durante un tiempo, y sus problemas de vista desaparecieron.
El abate comenzó a usar estas aguas para problemas de estómago e intestino con los habitantes de la zona. Pasado un tiempo el abate desapareció sin dejar rastro, fue entonces cuando comenzó a llamarse «manantial del francés».
En el año 1870 Genaro Cagigal abrió el balneario, y estuvo abierto hasta finales de siglo. A finales de siglo su fama y éxito decayeron y se cerró el complejo.
Pasado un tiempo el Doctor Morales abrió una planta embotelladora para la venta del agua del manantial en farmacias. Se llamó «Agua de Hoznayo» consiguió mucha fama a lo largo de toda Cantabria. En 1980 se cerraron sus instalaciones.
Fuente del Francés en la actualidad
En la actualidad poco queda de lo que fue el lugar en su día. Algunos de los edificios fueron derruidos para la construcción de una vivienda que se puede ver a la orilla del río Aguanaz, y quedan las ruinas de otros de los edificios del complejo. Además, el agua está contaminada por las obras de la autovía.
Imágenes de la ruta por el río Aguanaz
Pese a todo no deja de ser un bonito lugar estupendo para dar un pequeño paseo con el sonido del agua. Yo fui sin demasiado tiempo y no hice el camino completo a orillas del río Aguanaz. Aquel día hacía demasiado sol y las mejores fotos se hacían desde la sombra.
Al llegar se puede seguir el camino hasta Villaverde de Pontones, o seguir a la derecha por una pequeña ruta peatonal a la orilla del río Aguanaz. En este punto de división se puede dejar el coche y ver la cascada que se forma al caer el agua por la Gruta del Diablo.
Siguiendo por el camino hacia Villaverde de Pontones se pueden ver los edificios en ruinas del complejo de la planta embotelladora de la que os he hablado.
Es un bonito lugar por el que dar un paseo alrededor de las aguas del río Aguanaz, espero que os haya gustado este pequeño rincón de Cantabria.
Bonitas fotos , estuve hace tiempo y también hice unas fotos de la zona.
Muchas gracias por el comentario!