Resulta curioso la cantidad de fotografías que se pueden guardar e incluso a veces olvidar. En mi caso ahora no me ocurre, pero estoy viendo que si me ha ocurrido con las fotografías que realizaba de pequeño.
Por alguna extraña razón me esta dando estos días por realizar pasadas sobre las carpetas de fotografías que realicé en el pasado con cara de niño y me estoy llevando alguna que otra sorpresa, y lo más importante, bastantes alegrías. Estoy recordando fantásticas excursiones al campo con mis padres. Unas veces en primavera a la sierra, otras veces a la nieve… Sin duda alguna momentos que nunca debo olvidar.
Me estoy dando cuenta que aunque eche mucho de menos a mi padre y nunca lo dejaré de hacer, estoy siendo mucho más feliz viendo estas fotografías y pensando en estas fantásticas excursiones que pensando desde el lado de la añoranza.
Dejando a un lado esta reflexión os presento una macro claramente primaveral de los restos de las piñas de los pinos sobre el verde y húmedo musgo. Seguramente tomada en la sierra de Madrid.
Todo queda grabado en la memoria, según algunos místicos será lo único que no llevaremos al «otro lado del túnel». La fotografía es una excelente ayuda para reactivar los recuerdos.
Saludos.
Me alegro que mi reflexión de pie a otros se paren a pensar lo mismo 🙂
Muchas gracias por el comentario Antonio